viernes, 5 de noviembre de 2010

Carl Sagan, Lo más preciado

CARL SAGAN


CAPITULO 1: LO MAS PRECIADO. (Resumen)

Las popularizaciones dispersas y deficientes de la ciencia dejan unos nichos ecológicos que la pseudociencia se apresura a llenar, en la cultura popular prevalece una especie de ley de Gresham según la cual la mala ciencia produce buenos resultados.

Hipócrates escribió: los hombres creen que la epilepsia es divina, meramente por que no la pueden entender. Pero si llamasen divino a todo lo que no pueden entender, habría una infinidad de cosas divinas. En lugar de reconocer que somos ignorantes en muchas áreas hemos tendido a decir cosas como que el universo esta impregnado de lo inefable. La ciencia cristiana niega la teoría del germen de la enfermedad, si falla la oración, los fieles de esta secta preferirían ver morir a sus hijos antes que darles antibióticos. Los tratamientos científicos son cientos miles de veces más eficaces que los alternativos. Abandonar la ciencia significa abandonar mucho más que el aire acondicionado, el aparato de CD, los secadores de pelo y los coches rápidos.

Es un ofrecimiento muy valioso de la ciencia a la humanidad: nada menos que el don de la vida. Los peligros tecnológicos que plantea la ciencia su desafío implícito al saber tradicional y la dificultad que se percibe en ella son razones para que alguna gente desconfíe de la ciencia y la evite. La espada de la ciencia es de doble filo. Su temible poder nos impone a todos, incluidos los políticos, pero desde luego especialmente a los científicos una nueva responsabilidad: el coste de los errores empiezan a ser demasiado alto.

La pseudociencia no deja de interponerse en el camino para distraer a todos los <<Buckiey>> que hay entre nosotros, proporcionar respuestas fáciles, evitar el escrutinio escéptico, apelar a nuestros temores y devaluar la experiencia, convirtiéndonos en practicantes rutinarios y cómodos además de víctimas de la credulidad. Pretenden utilizar métodos y descubrimientos de la ciencia, mientras que en realidad son desleales a su naturaleza, a menudo porque se basan en pruebas insuficientes o porque ignoran claves que apuntan en otra dirección, están infestados de credulidad. Con la cooperación desinformada de periódicos, revistas, editores, radio, televisión y similares, esas ideas se encuentran fácilmente en todas partes.

La pseudociencia es más fácil de inventar que la ciencia, porque hay una mayor disposición a evitar confrontaciones perturbadoras con la realidad que no permiten controlar el resultado de la comparación. La pseudociencia calma necesidades emocionales poderosas que la ciencia suele dejar insatisfechas.

Quizás la distinción más clara entre la ciencia y la pseudociencia es que la primera tiene una apreciación mucho más comprensiva de las imperfecciones humanas y la fiabilidad que la pseudociencia.




JANITZIO TORRES CORNELIO

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